"La vida en ella discurre con calma. En el centro las bicicletas han sustituido a los coches y las terrazas acogen a multitud de visitantes, mostrando una ciudad volcada al exterior. Se nota que es lugar de peregrinos, pero también de viajeros que buscan de Galicia algo más que sol y playas, así que los pontevedreses no desaprovechan la ocasión y exhiben ese suave clima de las Rías Baixas que permite llenar de vitalidad sus calles durante todo el año"